Una de las primeras decisiones de quienes quieren tener presencia en Internet es elegir y registrar dominio. El dominio es el nombre que identifica una dirección en Internet. Es único y exclusivo y su finalidad es “traducir” las direcciones IP (una secuencia numérica imposible de memorizar) por un nombre que todos podemos recordar. Dicho de otro modo: el dominio sirve para traducir el lenguaje numérico en el que se consigna la dirección IP para la computadora a un lenguaje accesible para los humanos.
El dominio es, por tanto, el nombre que sirve para identificar tu página web, gracias al cual un usuario de Internet podrá encontrarla entre los miles de millones de páginas que existen. Contratar un hosting donde alojar la información y crear un dominio es, de esta forma, el primer paso para tener una web corporativa.
Un dominio siempre se compone de dos partes: la etiqueta es el texto que aparece antes del punto, e identifica el nombre principal. La extensión (TLD, por las siglas en inglés de Top Level Domain) es lo que aparece justo detrás del punto del dominio. Mientras que la etiqueta suele hacer referencia al contenido de la web o la empresa, entidad u organismo propietaria, la extensión sirve para catalogar de acuerdo con su localización o su actividad.
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Tipos de dominio
Existen tres tipos de dominio:
- Dominios gTLD, o dominios de primer nivel genéricos (Generic Top Level Domain).
Se trata de dominios de uso general. Por ejemplo, dominios como los que cuentan con extensión *.com, *.net, *.info, o *.org. - Dominios ccTLD odominios de primer nivel geográficos o territoriales (Country Code Top Level Domain), donde se incluyen los vinculados a países o regiones. Por ejemplo, las páginas web que tienen como objetivo llegar a usuarios de España tienen como extensión el dominio territorial *.es.
- Dominios de tercer nivel, que tienen la misma finalidad que los genéricos y también incorporan la identidad territorial de los geográficos.
¿Cuál es el origen de este sistema?
Quizás te estés preguntando por qué Internet ha acabado adoptando este sistema de identificación de páginas. Muy sencillo: se trataba de establecer un modelo eficiente de identificación de los ordenadores interconectados en red. En la prehistoria de Internet, cuando se trataba de un proyecto militar de la Agencia de Proyectos para la Investigación Avanzada de Estados Unidos, los computadores conectados en red se identificaban y quedaban registrados en un archivo, que se sincronizaba simultáneamente en todos ellos.
Sin embargo, este sistema producía errores de sincronización, por lo que se propuso un nuevo sistema: cada dirección IP asignada a un ordenador conectado empezó a recibir un nombre de dominio diferente previamente registrado. De esta forma, es sencillo asociar el nombre de dominio a la dirección. Ya en 1985 empezaron a añadirse las extensiones, que han servido para racionalizar el sistema.
Trucos para tener el mejor dominio
Esto permite, por ejemplo, que antes de registrar un dominio sea necesario verificar que no está previamente ocupado. Como comentábamos al comienzo, cada dominio es único.
Si estás pensando en crear una web, los expertos recomiendan que el nombre de tu dominio sea lo más corto posible y defina de qué trata. Conviene que no tenga números ni signos de puntuación o caracteres poco habituales, y siempre es preferible la extensión *.com, por ser la más común.
Eso sí, para garantizarte el éxito lo mejor es que registres tu dominio con especialistas que conozcan la normativa, puedan asesorarte en cuál es el más adecuado para ti y te ayuden con su gestión.