¿Qué es lo más icónico de los casinos? Seguramente, mucha gente dirá que lo más habitual es ver mesas de póker y blackjack. Otros dirán que la ruleta es algo que no puede faltar en ninguno. Las opiniones son muchas y muy variadas, pero ¿qué aparato es omnipresente en todas las salas de juegos, casinos, casas de apuestas y demás? Efectivamente: las tragaperras. Como la mayoría de juegos de casino, las tragaperras tienen una historia que se remonta a hace más de un siglo, pero gracias a los grandes avances en tecnología, los desarrolladores están consiguiendo crear auténticas proezas para hacernos sentir como si estuviéramos dentro de la máquina misma… y no, no estamos exagerando.

El origen de las tragaperras

Como hemos dicho, se cree que las tragaperras tuvieron su origen en el siglo XIX, en el salvaje oeste, y en sus inicios estaban fuertemente vinculadas al póker. La fiebre del póker, en su variante Texas Hold’em, provocó que se crearan máquinas automatizadas sobre el popular juego de cartas. Contaban con cinco tambores giratorios (los primeros “carretes”) en los que se podían ganar premios, aunque estos los daban los dependientes del establecimiento y no consistían en dinero sino en bebidas gratis, tabaco y otros productos. Se dice que esta máquina fue inventada por los hermanos Sittman y Pitt y sería la precursora de la máquina que pasaría a la historia: la Liberty Bell Machine, inventada por un norteamericano llamado Charles Fey. El funcionamiento de esta máquina tragaperras primitiva era bastante sencillo, pues contaba únicamente con 3 carretes y 5 símbolos: una campana, una herradura de caballo, un corazón, un diamante y un as de picas. Casi todos estos símbolos, por cierto, siguen apareciendo a día de hoy en las tragaperras, incluso las online, a día de hoy. Tanto la máquina de los hermanos como la de Fey tenían un funcionamiento similar, es decir, había que meter una moneda y tirar de la palanca para que los carretes empezaran a girar, pero una de sus principales diferencias es que Liberty Bell tenía un mecanismo que ofrecía monedas automáticamente según el resultado de la tirada… y la de Sittman y Pitt no. Este “pequeño” detalle (que te den dinero de forma inmediata es un poderoso atractivo) hizo que se iniciara el “boom” de las tragaperras y lo que inscribió el nombre de Charles Fey en la historia por méritos propios.

De los casinos físicos al online

El resto es historia: las tragaperras llegaron para quedarse, pero evolucionando poco hasta la llegada de internet, y desde entonces no han dejado de evolucionar: de limitarse a reproducir únicamente lo que mostraban las tragaperras clásicas de casino con sus 3 carretes y 5 símbolos, a auténticas virguerías como las popularísimas Starburst, creada por NetEnt, y Thunderstruck II, diseñada por Microgaming, ambos diseñadores de renombre, y que cuentan con una versión en realidad virtual. De los clásicos pitiditos que emitían las tragaperras clásicas, a auténticas bandas sonoras que incluso llegan a coger efectos especiales de películas, como las basadas en franquicias como Terminator, JurassicPark o Gladiator. La pandemia no ha hecho sino obligar a que los desarrolladores agudicen el ingenio, ya que 2020 no ha sido un año especialmente bueno para los casinos, pero es precisamente la parte online la que tira del carro en momentos difíciles. A falta de poder poner un pie en las casas de apuestas físicas, las online nos permiten multitud de opciones, e incluso nos permiten operar con Bitcoins y otras criptomonedas. Y es que quedarse en casa (algo que recomendamos encarecidamente en estos momentos) no tiene por qué ser aburrido…

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